sábado, 18 de febrero de 2012

El martillo como instrumentos musical.


Cuando un redoble de timbal no es suficiente, pon un martillazo gigante en la orquesta. Esto es lo que debió pensar Gustav Mahler para el final de su sexta sinfonía. En este cuarto movimiento se utiliza un martillo enorme justo después de un redoble de timbales.

Este es un ejemplo claro de que cuando se necesita un nuevo sonido dentro de la música, se hace con los medios necesarios, aunque no se le imagine un uso musical. No obstante, los martillos han acompañado cánticos de herreros con sus percusiones al golpear los yunques.

La versión es de Leonard Bernstein dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Viena.



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