domingo, 22 de enero de 2012

Apaguen los teléfonos móviles.

Últimamente he oído, leído o sufrido en propias carnes los teléfonos móviles de "despistados" dueños que no desconectan el telefonito cuando van a un concierto.
Normalmente hay avisos que recuerdan antes del comienzo del concierto que estos dispositivos han de ser desconectados...


Pues bien. Hará no más de un par de semanas que saltó la noticia de que, por primera vez en su historia, la Orquesta Filarmónica de Nueva York había se había visto obligada a parar un concierto en medio de una interpretación debido al ruido incesante producido por un iphone. (Hasta para esto son famosos los iphones).


Su director Allan Gilbert se vio obligado a interrumpir el último movimiento de la Novena Sinfonía de Gustav Mahler, un episodio musical de una sutileza y casi transcendencia mística como pocas otras obras del repertorio...


Parece ser que un asistente al concierto había cambiado de dispositivo recientemente (de Blackberry a Iphone) y no sabía que tenía una alarma programada... el cabreo del público fue brutal, y el hombre se quedó literalmente de piedra... entre gritos de "que lo echen", "fuera de aquí" el director bajó del podio hacia el público buscando al individuo para que apagara el teléfono y asegurándose de que así fuera.


Finalmente, el director pidió disculpas por el suceso, entre aplausos y vítores del público asistente, que casi pide la cabeza del dueño del iphone...


Pues bien, ayer asistí a un concierto de la Orquesta Nacional de España en el Autitorio Nacional de Música de Madrid. Se interpretaba el concierto para piano nº 5 de Beethoven y la Sinfonía Fantástica de Berlioz.. En pleno concierto... telefonazo de algún individuo o individua del público.... pero si justo antes habían dado el aviso de apagar!!!!






Y por último, ayer vi un genial tweet de un compañero profesor de música, Víctor Barbero, en el que un joven intérprete de viola durante un recital se vio interrumpido por la famosa melodía de Nokia (por cierto, de autor español, Tárrega) y el chaval respondió con bastante clase, la verdad,....


En fin, el ser humano es incorregible... pero por si acaso, mejor apaguemos los teléfonos móviles. 


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